Un proyecto que iba a ser un disco de la banda Sparks, que puso una canción a la gran peli ‘Holy Motors’ del mismo director, y que, por obra y gracia de las ayudas a la producción europeas, se ha transformado en la peli americana de Carax y la peor ocurrencia que pudo haber tenido el genial director francés.
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La peli es un bodrio musical sin pies ni cabeza, con una partitura deudora del peor Andrew Lloyd Weber, con unas interpretaciones penosas y acartonadas, y algún homenaje patético a David Lynch.
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También es lo peor de Adam Driver, ese actor que ya empieza a cansar de estar en todas las putas pelis, interpretando ahora un comediante de stand-up miserable que trata de arrancar un sonrisa haciendo chistes de judíos (Algo que ya hemos visto demasiadas veces, Leos Carax, y en cómicos judíos! Tío, que nosotros también vamos al cine!).
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Cotillard, prácticamente invisible, pasa de puntillas, alarga la mano para recoger el cheque con su elegancia habitual y desaparece sin dejar rastro de su supuesta interpretación.
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Y la guinda lamentable la pone Simon Helberg (‘el judío’ de Big Bang Theory) clonando al milímetro el papel que ya interpretó en ‘Florence Foster Jenkins’
Para mí eso ya fue demasiado! Como si no hubiera actores que tocaran el piano y como si no hubiera pelis para hacer de tímido brillante, van y lo eligen para hacer lo mismo, lo mismito, que hizo hace cinco años. De traca.
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Peli no recomendable y menos en la música. Y eso que es un musical!
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