CINE: Everything, Everywhere, All At Once (2022) Director: Dan Kwan & Daniel Scheinert

Este tobogán cuesta abajo ha sido dirigido no por un director, sino por dos. Dos directores. Ni más ni menos. Dos seres especializados en videoclips musicales y otras zarandajas televisivas aptas para público que nunca ha visto El Halcón Maltés (ni 2001, si me apuras).
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El asunto ha debido de surgir después de que estos dos se hubieran fumado un ácido o esnifado un porro o ambas cosas y que, como consecuencia de ese viaje que abre las puertas de la percepción, haber dado a luz un cagarro de tamaño colosal (pero que ha conseguido en IMdB una calificación casi tan alta como The Godfather, que la famiglia y Dios lo tengan en la gloria).
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La cosa al principio resulta extraña y graciosilla mientras no sabes de qué va, pero a medida que vas dilucidando el panorama (y vas poniendo expectativas en ella, alma de cántaro) se va tornando como un delirio de Cheech & Chong (pelis que me precio de no haber tenido el gusto de ver, pero que me imagino). En resumidas cuentas, algo así como la peli de los Blues Brothers pero burda y sin gracia.
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La pregunta es: Cómo este guion, que parece salido de un mal trip después de una borrachera con zarzaparrilla, llega a tener financiación para hacer una peli de más de dos horas (!) con una (al menos una) estrella como Jamie Lee Curtis y un montón de actores secundarios con larga experiencia que, por la característica forma de sus ojos, nunca ha conseguido un papel protagonista en Occidente.
Imagino que, en buena parte, es debido a la cuota de minorías étnicas (algo que viste bien en los tiempos de miseria que vivimos), también por el asunto del multiverso y las fantasías de realidades paralelas que ha demostrado funcionar en taquilla, todo por el pobre Nolan, que no tiene culpa de nada. Sumado al nunca olvidado gusto por el kung-fu (y otras formas de violencia cuerpo a cuerpo) que cíclicamente intoxica Hollywood.
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Si en la sala de montaje hubieran hecho sus deberes, y nos hubieran regalado con una peliculita de noventa minutos, que es lo que en el fondo es, es muy posible que de aquí hubiera salido una bonita rareza (que en veinte años se habría transformado en una peli de culto en Taiwan), con cierta gracia exótica y que se podría haber defendido dignamente en un ranking imaginario de pelis de fantasía humorísticas y cachondas.
Pero calzarnos este truño de 2 horas y 19 minutos es algo que no les perdonaré a ninguno de los dos directores, nunca.
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Peli olvidable y, lo que es peor, desechable.
Una ofensa para los ojos de los amantes del cine de fantasía.

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