Dos pelis sobre la mentira cuyo autor, Nicolas Bedos (actor, director y guionista), tiene muchas posibilidades ser mi director favorito de este milenio, como siga así.
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‘Mr & Mme Adelman‘, es su primera peli como director, de la que también es guionista junto a Doria Tillier, su pareja en esa época (y actriz principal de estas dos pelis).
Está protagonizada por ambos, con una química muy pocas veces vista en el cine europeo.
Se trata de una peli divertida de un modo clásico. Contada con mucha elegancia y desparpajo y sin necesidad de hacer muchos chistes, ni gags espectaculares.
Recuerda a ciertos momentos cumbres del cine británico. Funeral de hombre famoso y esa gran mujer que siempre hay detrás de cada gran hombre, que quiere contar las verdades nunca dichas… Y no es que se trate de giros de guión sorprendentes, sino que toda la narración del film es un hojaldre de mentiras desde la primera a la última capa.
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Un joya para lo amantes del thriller aunque en realidad no lo sea.
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‘La Belle Époque’, habla de las mentiras que nos queremos creer y hasta que punto estamos dispuestos a dar nuestro propio brazo a torcer para conseguir un poquito de cariño o, en un momento dado, un buen revolcón…
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De hecho habla de una empresa que fabrica mentiras a medida.
Algo que no es nada descabellado que realmente exista en algún lugar como Mónaco o Luxemburgo.
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El guión en este caso es de Bedos en solitario y tampoco actúa, solo dirige, y cede el protagonismo Daniel Auteuil, un actor demasiadas veces visto pero nunca tan bien como aquí, donde consigue una interpretación minimalista (casi a la altura de la soberbia ‘Salir del armario’, del año 2001), pero que está a punto de quedar opacado por la casi novata Doria Tillier, que borda su interpretación.
El título de la peli es equívoco ya que no se desarrolla en los años 20, sino que es el nombre de un bar icónico en la vida del protagonista, un dibujante de comics en decadencia.
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Una peli entrañable y muy bien hilvanada. Que no te deja tiempo a pensar en la infinidad de matices, guiños, pequeñas interpretaciones con frases al pasar, que parecen sin valor pero que forman parte de un fresco apoteósico de ternura, sagacidad e ironía.
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Excelente!
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(Por cierto, no olviden el nombre Doria Tillier, una actriz que se queda tatuada en la retina)
