CINE: No Time To Die (2021) Director: Cary Joji Fukunaga

Siempre pensé que Bond dejaría de producirse un buen día, en alguna de las primeras pelis de Craig, por aburrimiento del público. Pero en esta hasta a mí me han convencido, porque han hecho un producto digno de las primeras pelis. Eso sí, transformado el agente secreto en personaje trágico ya hace varias entregas, han de darle contenidos cada vez épicos, de héroe de la antigüedad, y aquí se suben al carro de Nolan y esto termina peor que Cumbres Borrascosas pero con vestidos de etiqueta.

No hay escapatoria posible: lo trágico es lo nuevo inteligente.

Sutilezas que he encontrado: Aquí no hay un malvado protagonista, el malvado es más bien una sombra que solo se manifiesta físicamente cuando no hay más remedio de tirar de él. La némesis se va tejiendo como una tela de araña, de modo virtual, con actores secundarios, sin necesidad de una encarnación del Lado Oscuro hasta el mismísimo final.

Sobre las chicas Bond hay que decir que la evolución feminista de entregas anteriores se ha moderado. Ya no le van a acusar de acoso a cada mirada lánguida que ponga a Moneypenny, como en las anteriores. Ahí se relaja la cosa y se agradece. Al parecer han llegado a un equilibrio (que parecía imposible) en el que Bond puede ser caballeroso y conquistador sin ser un acosador. A cambio de eso solo hay una escena de cama y no es precisamente memorable. Lo más sexy que aparece en toda la peli es un vestido negro.
Las chicas Bond (2) ahora son moderadamente guapas, pero muy inteligentes, fuertes y arriesgadas, aunque una no puede evitar verter una lagrimita y la otra quedar relegada a llevar la lancha donde se salvan los rehenes, mientras Bond ejerce (como siempre, otra vez) de Master del Universo en la traca final.

Lo demás es aventura de la buena, escenarios exóticos (Jamaica, Italia, que sigue pareciendo exótica a los ingleses doscientos años después), carreras de coches, fiestones de gala, palacios, vodka con Martini, tensiones internas entre los colegas del MI6, algo de cinismo y un poquito de humor (ahí recuperando algo el estilo Connery/Moore), gran cantidad de bajas entre los esbirros, y muchos guiños a las primeras pelis, guiños de guión, de escenarios, (como el silo de submarinos del final) e incluso musicales y este último me pareció entrañable. Volver a escuchar a Louis Armstrong cantando ‘We have all the time in the world’, hizo que un escalofrío recorriera mi espalda.

Siempre pensé que Bond dejaría de producirse un buen día y no lo que he visto hoy.

Con esta peli muere mi juventud como espectador de películas de fantasía. Lo que venga de aquí en adelante solo será un sueño, un espejismo, una ilusión. Ahora solo nos queda sentarnos en un banco al sol a contemplar la Tercera Edad del cine.

James Bond ha muerto.

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